jueves, 22 de septiembre de 2011

Cuento: Pensé en ti

-Algo me hizo pensar en ti hoy...- Le dijo Aurelio pensativo, mirando al suelo, como si allí estuviesen las palabras que iban a dar punto final a la frase, disponiéndose a cerrar la puerta del apartamento.

Era extraño para Rosario, que terminaba de preparar la mudanza, que su futuro ex-esposo dijera eso. así que se quedó perpleja, escrutando lo que Aurelio podría estar buscando en el parqué.
Él cerró la puerta con los ojos pegados a las líneas que se formaban entre los trocitos de madera. Se quitó los anteojos y le dio una mirada dubitativa a Rosario. Que ella respondió con una de estreñimiento y diciendo:

 -¿Qué? ¿De qué carajos hablas?-

-De que te estuve pensando, pero no recuerdo exactamente por qué.-


- ¡Porque nos estamos divorciando después de 10 minutos de matrimonio! ¿Será eso?-


-No, eso no era.- dijo Aurelio botando el aire del cigarrillo que acababa de encender.- Pero, es que en verdad es que estuviste un buen rato en mi mente... y la memoria me falla-


-Tranquilo, Aurelio. Deja de preocuparte por estas pendejadas de las que sacas todos tus cuentos.- Dijo Rosario, volviendo a enrollar con cinta las cajas de cartón que ni siquiera había logrado desempacar.


En verdad Aurelio es un escritor fantástico. Para ese momento, ya le habían publicado dos cuentos y parece ser una gran promesa literaria a sus 41 años. Aunque, según Rosario, eso era lo que él le prometía a sus amigos.


Continuando con sus labores, Rosario comenzó a torcer la cabeza, lo que logró distraer a Aurelio, que sabía que iba a decir algo desagradable y se dirigió a la cocina.


-Todo lo que escribes es pura mierda. Lo que te publicaron, lo publicaron en una revista de mierda.-


-¡La mierda!- gritó Aurelio levantando la cabeza y sonriendo, pero luego murmuró con ojos de extrañeza:- La mierda, la mierda... ¿cuál mierda era?


-¿Qué mierda dices?- Preguntó Rosario, ya en un tono bastante alterado y una cara... pues una cara bastante roja, a decir verdad.


Cargando un frasco de tomates secos destapado, Aurelio salió de la cocina y le reviró a su futura ex-esposa:-Que ya sé que fue la mierda la que me hizo pensar en ti.- con lo que también soltó una sonrisa.


Rosario, desconcertada por la cara de su detestado esposo, se quedó pasmada mirándolo.


-Pero lo que no me acuerdo, es qué mierda fue la que me hizo pensar en ti. ¿Si me entiendes?-


-No, no mucho. Y la verdad, creo que por eso es que nos estamos separando ¿no?-


-Sí, pero ahora yo te entiendo a ti.-


Se alcanzó a sembrar una ilusión en los ojos de Rosario, que ya miraba los papeles del divorcio para romperlos y decirle a Aurelio que en verdad loa amaba y que no quería dejarlo. O que no quería dejar de intentar de entenderlo. Pero se quedó escuchándolo.


-No puedo recordarlo. ¡En serio!-


-¿Pero qué puede ser? ¿Un dibujo bonito en las paredes?¿La luz de la luna?¿Alguna estrella en especial?¿Una mujer bonita que se parecía a mi?- Inquirió Rosario, a la que ya la ilusión la consumía.


- No ¡Cómo putas se te ocurre eso!- Dijo Aurelio con un bufido como intermedio para continuar:- ¿Has visto que las paredes de Bogotá tengan algún graffiti que valga la pena? Si a los muchachos los policías los matan por eso: por falta de sentido estético. Además, el cielo está nublado, las estrellas escondidas y tú... pues tienes razón. A lo único que puedes aspirar es a un parecido con algo bonito.


-¿¡¡¡¡Entonces qué mierdas te hizo pensar en mí!!!!?- Gritó Rosario, ya carcomida por la decepción.-


- La verdad, ese es el problema: Lo que me hizo pensar en ti fue un pedazo de mierda.-


-¿Ah?- De nuevo apretó la cara, sumando a su desdicha, el desconcierto.


-Lo que no sé es cuál de los que vi fue.-
Aún más desconcertada, con sus facciones faciales escondiéndose dentro de los agujeros que se armaban en su piel, Rosario se arriesgó a preguntar:-¿Cómo así? ¿Cuál de las dos mierdas?


-Sí. Vi un pedazo de mierda de caballo y otro de perro, pero no sé cuál fue el que me hizo pensar en ti.-


Rosario salió de la casa corriendo, enfurecida con Aurelio. Yo me quedé en el sofá, abrumado por cómo a ella se le hubiese podido desparecer la cara si hubiera seguido preguntando. Todavía recuerdo que sus ojos casi ni se veían. Creo que, desde ese día, dejé de decirles mamá y papá y comencé a llamarlos por sus nombres.

martes, 13 de septiembre de 2011

Cuestión de fe

El impacto, el incendio, las cámaras grabando, la gente que grita, el suelo que tiembla y las piernas que se estremecen. La caída de un hombre desde más de noventa pisos de alto, con la que un profesor de física, sabiendo aprovechar la ocasión, hubiera podido dejar en claro por qué un cuerpo cae al mismo tiempo que otro independientemente de su masa. El huracán de horror había logrado tocar a los norteamericanos, y con el segundo avión que impactaba la primera de las dos Torres Gemelas, estas comenzaban a parecer primas, más que gemelas.

Así es que muestran en la prensa escrita, en History Channel y otros medios, lo sucedido hace 10 años en pleno centro de Manhattan. Un lugar que solo hubiera podido vulnerar un habitante de los Estados Unidos. Pero no, la oleada bárbara llegaba para mostrar que la gran potencia mundial podía ser vulnerada, que en el nombre de otra manifestación de dios, se podía establecer el terror. Una manifestación que no entiendo, pero eso debe ser porque no sé árabe. Aunque debo aceptar que al cristianismo y sus diversas formas, tampoco las he logrado entender.

Nunca he logrado rendirle culto a una cruz en la que un flaco sangra haciendo cara de tragedia, y peor, que a eso se le llame pasión. Pienso, al ver a Jesús magullado, que con razón la gente sale corriendo a estudiar administración o alguna  ingeniería a penas un consejero profesional les advierte que "sigan su pasión." Yo también estaría horrorizado si por seguir lo que me hace sentir apasionado, terminara crucificado con una lanza en mi pecho y  que a algún genio del humor negro se le ocurriera coronarme rey con una corona de espinas.

El miedo motiva a hacer cosas. Hay quien lo utiliza para tener sexo, pero mi estimado violador, eso es un delito que se paga con cárcel, pena con la cual el Estado usa el miedo para que nadie se dé placer con otra persona. Hay quien lo usa para convertir a su hijo en ingeniero industrial, ofreciéndole seguir su pasión con un crucifijo en la mano, pero quienes más saben usarlo, son los políticos.

Ellos nos muestran una realidad de mierda, de la que no hay salida, y se muestran como los redentores, como los plomeros que destaparán esta cañería. Invocan al dios horror para que llene nuestras mentes, aunque a algunos ya no tengan cupo por verse las  temporadas de "Padres e Hijos".

Logran mostrar el miedo de tal manera, que le dieron carácter de movimiento filosófico: le pusieron terrorismo a esa nada, a eso que es tan etéreo como la mano negra que le hace exámenes de próstata a la izquierda. Así como crearon esa filosofía para identificar a cualquier persona de piel morena, barbado, con sombreros para el desierto y dientes sucios, Bush hijo fue capaz de inventarse que es tejano y que había bombas biológicas en Irak.

El vaquero profeta, aprovechándose de la inseguridad que sufrieron sus gobernados, logró dividir el mundo en cuestiones de fe declarando una cruzada contra el terrorismo y, como si fuese un vendedor de vitamina c, le pareció que hacer la guerra era una cuestión de: "mejor prevenir que curar", e invadió Irak soslayando a la O.N.U.; obstáculo que saltó como sus caballos lo hacen con los que le ponen en el rancho Bush, en Texas.

Creo que es hora de dejar las fes que tenemos; la de ir al estadio a ver a Santa Fe; creo que debo dejar de ser un buen cristiano; creo que no se es invulnerable por ser potencia mundial; creo que  no hay que celebrar el culto al miedo recordando el 9/11; creo que la fe divide mejor que las calculadoras Casio y creo que el miedo nos ha llevado a creer.  Pero solo lo creo, y eso sí que es una cuestión de fe.