miércoles, 20 de julio de 2011

Cabezazos Fríos


Hay suficientes momentos difíciles que requieren de personalidades con carácter para enfrentarlos y lograr, como decía el poeta, "hacer camino al andar". Cabeza fría y pies calientes dicen que hay que tener para lograr enfrentar situaciones complicadas, como la de dejar con vida a Alfonso Cano y permitirle cuidarla aún más, al no darle tiempo para llevarse sus cigarrillos en un bombardeo fútil, mientras la guerrilla que dirige aquel, se lleva un pueblo entero por delante. O, incluso, la mentalidad calculadora que se puede apreciar en un barbado, que exhibió su personalidad (la de culo), que se quejaba porque cuando tuvo que dar un discurso en su derrota electoral en el 2010, nadie le pagó pero que cantó como voluntario.


Sí, señores. Ese es el perfil de las dos personas que compitieron para dirigir este país y, ¿saben qué fue lo peor?: que uno de los dos quedó elegido. Lo bueno es que, aunque el primero padezca de algún mal de ojos y de diplomacia crónica, no estamos obligados a ver traseros peludos en el canal institucional, y con esto, quisiera dejar claro que me refiero a la cara de Antanas Mockus. Por lo menos, en ese momento, los votantes enfriaron sus neuronas. Pero, como les digo, no bajaron tanto su temperatura cervical, pues uno de los dos nos gobierna hoy.

Y es que lo de la cabeza fría no es mentira. Imaginen lo que hubiera logrado el Tino sino hubiera caído en tantas calenturas; imaginen a Uribe sin que le hirviera la sangre para cocer sus huevos, aunque algo tenía que hacer para que quedaran duros; e imaginen si la convivencia en Antioquia y en el Urabá no dependiera de moto-sierras y ejecuciones extra judiciales retribuidas. 

Dicen que los dueños de la personalidad más fría son los criminales. Sin embargo, ¿usó cabeza fría el concejal que apoyó  el decreto que permite meter a la cárcel a los conductores ebrios, y condujo ebrio luego de que la norma entrara en vigencia? No creo que, semejante payaso, tenga urdido un plan para ejercer su poder político desde la cárcel. 

Y ustedes dirán: "Pero cómo considera usted  que este personaje, carente de toda razón y saciado de estupidez, pueda estar puesto en el mismo podio que ocupan mentes como la de Charles Manson o Escobar Gaviria." Y yo estaría de acuerdo, pero no totalmente. Pues hay delincuentes que brillan por su calidad de matar por y con instinto. Lo que me lleva al caso de Skylar Deleon publicado en la versión digital  de la revista Cromos de este mes.

El estadounidense, protagonista de la serie de los Power Rangers,  ha sido condenado a muerte por varios asesinatos.   Este genio, luego de robarle un yate a una pareja y dejarlos anclados en el mar, le dio entera confianza a su cómplice y este terminó delatándolo  momentos antes de que Deleon intentara hacer lo mismo con él, sin preguntarse ni siquiera cómo la policía había dado con él. Luego, de nuevo confiado, le pidió a su compañero de celda que matara a su padre y a un primo porque sabían demasiado del asesinato de la pareja, y su amigo presidiario hizo lo mismo que el timador cómplice del ex Power Ranger.   

Pero esto no es todo. Tiempo atrás, en el 2003,  este tipo con su testa aclimatada en el trópico y sin su casco de tiranosaurio para protegerse, al intentar defenderse por haberle quitado la vida a un hombre para robarle 50.000 dólares, en un acto de leguleya brillantez alega que necesitaba el dinero para cambiarse de sexo, que ya no aguantaba más y que había estado a punto de desmembrarse él mismo. Totalmente respetable que quiera ser un transexual y que quiera arrancarse esa molestia, pero eso es un argumento con el que se defendería José Obdulio, quien se suicidaría si lo llegan a llamar a una audiencia, pues prefiere mostrar su cualidad de obtuso por televisión antes que enfrentarla ante un juez.

En mi opinión, este tipo es una clara muestra de lo que le hicieron los Power Rangers a la gente y, desde que se acabó la serie, debió haber sido recluido en una clínica psiquiátrica. Aunque tengo por seguro que el cerebro que examinarían, le serviría de doctorado a un paleontólogo y por eso su  ingreso  a una institución de este tipo es tan improbable como que Andrés Felipe Arias, en Colombia,  no vuelva a ser ministro de agricultura. 

Es cierto que a los que se les calienta la cabeza los condenan, pues han hecho estupideces. Yo, mientras a este idiota le inyectan un líquido letal, esperaré a que José Obdulio pierda su timidez jurídica y enfrente su responsabilidad. Pues, aunque tenga cabeza fría, la calva ya se le está calentando y en cualquier momento llegarán una estupidez y una audiencia que no me querré perder.



Por: Sampérnico.
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